Ciberpoesía, aplicaciones y oportunidades inmediatas en el entorno digital
En las décadas recientes, producto de la proliferación del mundo digital, el mundo hipermoderno ha dado lugar a nuevas formas de expresión. Han aparecido así denominaciones como: literatura electrónica, ciberliteratura, ciberpoesía y poesía digital, entre otros, fuertemente influenciados por la irrupción del Internet y las redes sociales, creando mayores oportunidades y accesos para lectores y autores. Asimismo, han aparecido nuevos recursos tales como el hipertexto, la animación de segunda y tercera dimensión; y, los más avanzados: la realidad virtual y la inteligencia artificial.
Definitivamente, los entornos digitales cambian el cómo se realiza la creación literaria y poética. De hecho, muchos estudiosos temen que la tecnología termine remplazando a la literatura impresa hasta su eliminación total. Lo mismo se pensó cuando surgió la primera fotografía en el siglo XIX y cómo remplazaría la pintura tradicional, porque capturaba la realidad con más precisión y rapidez. El tiempo se encargó de disipar estos temores. La tecnología no eliminó el arte, sino que encontró formas de complementarse. De la misma manera, en la actualidad, la literatura tradicional y la digital están encontrando la forma de coexistir.
Los nuevos géneros literarios cobran vida más allá de las palabras. La videopoesía, incorpora medios audiovisuales; el hipertexto se vuelve el centro de la poesía hipertextual, que crea redes de contextos sin límites. La holopoesía desarrolla herramientas tecno-virtuales, tiene relación con la realidad virtual y no sigue las estructuras lineales del lenguaje escrito. Quizás la más fiel representación de estos nuevos géneros es la ciberpoesía considerada como una “obra en movimiento”. Otra forma de expresión es la poesía non finito que da lugar a la interacción del lector, lo que invierte los papeles del autor y lector entre sí. Como dice Julio César Quesada, la poesía non finito proporciona “un espacio de síntesis cuya proyección máxima será el texto multimedia e hipermedia” y “las barreras de la propiedad de una creación se diluirán, se harán más flexibles, más diversas”.
Estos nuevos géneros generan ventajas por la interactividad y multimedialidad, que fortalecen la comunicación y el intercambio de ideas, en lugar de solo tener palabras impresas y cerradas. Esto beneficia mucho el trabajo del autor, ya que ahora puede incorporar elementos visuales, sonoros y animaciones que ayudan a capturar más la atención de los lectores ahora llamados usuarios y a enriquecer sus experiencias de aprendizaje. También permite no aferrarse estrictamente a una estructura lineal de principio y fin, lo que le da libertad al lector de elegir el camino a través de la obra. Por otra parte, la difusión se facilita por la autopublicación y brinda acceso a una mayor cantidad de personas, al superar de manera directa e inmediata las barreras del espacio y el tiempo. La hibridación de géneros amplia los límites de lo que antes se conocía por literatura y poesía. También, permiten las actualizaciones, reescrituras o adaptaciones, lo que otorga la oportunidad de que las obras estén en constante evolución.
Por otra parte, los entornos digitales han traído una cantidad de desventajas a la par de los beneficios mencionados. La principal desventaja se centra en la posibilidad de perder de vista el mensaje significativo que se quiere transmitir, por la saturación de contenidos que afecta la atención del lector.
Aunque se pueda argumentar que la autopublicación ayuda a la economía de los autores, no podemos ignorar la presencia de la piratería que perjudica la privacidad y los derechos de autor, además del efecto adverso para editores y distribuidores. También hay que tener presente que no todos tienen acceso a Internet y hay mucha gente que todavía prefiere el libro físico y encuentra lo tecnológico y digital cómo frio y sin alma, anulando el carácter íntimo e inmersivo de la experiencia.
La integración de múltiples géneros y formatos a la par de la irrupción del mundo digital fomenta las posibilidades creativas; pero, al mismo tiempo, crea el desafío de mantener la integridad de la obra literaria tradicional. Por ello, es fundamental encontrar un equilibrio armonioso entre ambos mundos, tradicional y digital, para aprovechar al máximo la globalidad de oportunidades literarias. Indudablemente, el entorno digital hace que la poesía ya no dependa únicamente de las grandes editoriales u otras fuentes tradicionales para llegar al público en general. Hoy, muchas voces tienen la posibilidad de ser escuchadas.
Santa Cruz, 23 de octubre, 2024